Por: Consuelo Bonnelly
El arte de influir en los demás requiere tanto práctica y experiencia activa como una exploración y desarrollo personales intensos, la principal herramienta que se utilizara será la propia persona y aunque esta se compone de infinitas dimensiones estas solo se irán manifestando en la medida que les permitimos entrar en acción.
Aunque no es el único factor, los rasgos que caractericen la personalidad formarán parte esencial de la posibilidad de ejercer un liderazgo eficaz. A pesar de que muchos teóricos del liderazgo sostienen que los rasgos del líder se adquieren debido a la herencia, transmitidos a través de los genes de nuestros padres, también se ha demostrado que a través de la disciplina y el esfuerzo pueden ser adquiridos, por tanto el liderazgo tiene mucho de elección, es decir, elegir ser líder es una decisión que nos toca tomar y luego también nos toca cultivar con esmero la voluntad de ejecutar esa decisión.
Como se trata de comenzar a trabajarnos a nosotros mismos lo conveniente es aprovechar el conocimiento que nos ha aportado la ciencia. En ese sentido los estudios de liderazgo realizados en el siglo XX y XXI siguen confirmando que hay muchos rasgos que se asocian al liderazgo: energía, inteligencia, conocimiento, decisión, entusiasmo, deseo de liderar, sociabilidad, tacto, responsabilidad, persistencia y un extensivo listado de características que son importantes y añaden fuerza al momento de ayudar a dejar fluir el propio liderazgo.
Del listado encontrado en investigaciones realizadas a lo largo de muchos años, los rasgos que son considerados esenciales y que nunca deben faltar al ejercer un liderazgo que aspira a ser eficaz son: la confianza en sí mismo, la honradez/integridad y el dinamismo.
Adquirir confianza en nosotros mismos es posible, significa comenzar a construir el propio portafolio de pequeños éxitos en las acciones que emprendemos diariamente, formarnos en forma continua y aprender a manejar los errores como oportunidades de aprendizaje y no como fuentes de frustración y dolor.
Para adquirir confianza en él, el líder debe acostumbrarse a formar sus propios juicios, cultivar el hábito de escucharse a sí mismo al momento de tomar decisiones, acostumbrarse a compartir sus ideas y poner en acción sus talentos y capacidades. Tener confianza personal no significa ser arrogantes o convertirse en una persona que siempre “se las sabe todas”, se puede cultivar este rasgo y al mismo tiempo tener humildad para aprender de los otros y enriquecerse de la diversidad de ideas y experiencias que siempre le aportarán los demás.
Honradez es la capacidad de decir la verdad y no mentir en ninguna circunstancia, es una cualidad que todos los seguidores agradecen. Contrario a lo que muchos que quieren “liderar” piensan, la enorme falta de confianza que reina en muchas de las instituciones actuales tiene su origen en el uso engañoso del poder. El ciudadano común necesita y quiere ser conducido por personas que les demuestren con sus acciones diarias que saben actuar con transparencia, con sinceridad y que por lo tanto son dignos de nuestra confianza.
La integridad se refiere a la conducta ética, significa que el líder debe tener un carácter “de una sola pieza”, que tiene principios morales muy sólidos y que siempre actúa en concordancia con esos principios. Los líderes exitosos son muy congruentes y hacen exactamente lo que dicen que harán cuando han establecido un compromiso previo. Cuando los líderes actúan de acuerdo a sus principios despiertan admiración, respeto y lealtad.
Por último, un rasgo que nunca falta al analizar los casos de liderazgo eficaz desde un punto de vista científico es el dinamismo. El dinamismo se refiere a una enorme motivación que lleva al líder a hacer un gran esfuerzo.
Se necesita perseguir metas muy significativas para despertar la fuerza de la pasión por el logro que caracteriza el rasgo del dinamismo, debido a esto el líder debe escoger causas que toquen su “nervio de justicia”, es decir, ser sensible a las necesidades y problemas que tiene a su alrededor y elegir aquellos que le son particularmente importantes porque le molestan o le afectan de manera especial.
Rasgos como la confianza en sí mismo, la honestidad/integridad y el dinamismo tienen gran valor para los que quieren desarrollarse como líderes. Al fin y al cabo, las características personales son las responsables de la efectividad del liderazgo en todo tipo de organizaciones y situaciones.
Este blog tiene como objetivo mantener informados y habilitar espacios de reflexión, a los estudiantes universitarios de todas las carreras, sobre temas contemporáneos que son indispensables de incluir en su formación general, a fin de convertirse en profesionales efectivos y líderes en capacidad de impulsar los cambios que necesita la sociedad dominicana en el siglo XXI.